4/12/07

PARTICIPACIÓN CIUDADANA, CULTURA Y EDUCACIÓN

La participación ciudadana se enmarca dentro del desarrollo de la sociedad civil, por lo que creo importante determinar inicialmente, la compresión de lo que es la sociedad civil, como eje que jalona los procesos participativos del ciudadano, en la dimensión educativa propia de la cultura humana.
1. SOCIEDAD CIVIL Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA
Es una realidad que hoy en Colombia y América Latina existen grandes procesos de cambio, como son: la democratización, las reformas económicas, la redefinición de la inserción internacional, la descentralización, así como el impacto de las nuevas tecnologías de información en todos los ámbitos de la cultura colombiana; todas ellas implican un cambio sustancial del papel del Estado y de los diferentes actores sociales en el desarrollo de aspectos como el medio ambiente, género, etnia, cultura y educación, todos asociados a las formas estructurales de exclusión social.
Es fundamental que Colombia y los países latinoamericanos aúnen esfuerzos para fortalecer sus sistemas democráticos al mismo tiempo que promueven el desarrollo económico y social.
En ese contexto, tiene creciente importancia la participación ciudadana de la sociedad civil, tanto en las ideas sobre fortalecimiento de la democracia, como en los procesos y mecanismos que pueden utilizarse para alcanzar los grandes objetivos de desarrollo de la cultura y la educación.
En democracias consolidadas las políticas públicas son más sensibles a las demandas, aspiraciones, intereses y opiniones de los ciudadanos, y por tanto las políticas y proyectos de desarrollo se ajustan mejor a esas demandas e intereses, especialmente de aquellos que tradicionalmente han sido objeto de exclusión económica, social, cultural o educativa.
La importancia y la necesidad de la participación ciudadana (de la sociedad, de la sociedad civil, de la ciudadanía) en la cultura y en la educación ha devenido en tema periódico y aceptado, de modo general, en la mayoría de países, incluyendo Colombia.
Por otra parte, el creciente valor atribuido a la sociedad civil y a la participación ciudadana en el pensar y el quehacer barranquillero, colombiano e internacional tiene como trasfondo una redefinición del papel de – y de la relación entre - Estado y sociedad civil, así como entre ambos y las agencias internacionales de cooperación para el desarrollo, en el marco de una redefinición de la relación entre lo público y lo privado, y entre lo local, lo nacional y lo global.
La creciente visibilidad de la sociedad civil tiene relación con el crecimiento y el cada vez mayor peso de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), y particularmente de las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), en el ámbito colombiano e internacional. En esto, las agencias internacionales han jugado un rol importante, viendo el fortalecimiento y la participación de las OSC como elementos fundamentales de democratización, modernización y gobernabilidad, así como de mayor eficacia y sustentabilidad en la ejecución de las políticas y los proyectos de desarrollo que vienen haciéndose con apoyo de la cooperación internacional.
La necesidad de fortalecer la organización y la participación social viene siendo históricamente destacada en el campo de la educación, particularmente desde el pensamiento y las fuerzas transformacionales.
Hoy, la participación impregna todos los discursos, a nivel colombiano e internacional, y ha pasado a ser asumida como una bandera también desde los Estados y las agencias internacionales. No obstante, dicho consenso es más nominal que real, continúa más apegado a la retórica que a los hechos, y se basa en concepciones restringidas tanto de la participación (centrada en aspectos instrumentales) como de la sociedad civil (reducida por lo general a las organizaciones no-gubernamentales-ONGs) y de la educación (reducida a educación escolar o formal).
2. LA CULTURA
La cultura es una preocupación, es una construcción teórica a partir del comportamiento de los individuos de un grupo. Por tanto nuestro conocimiento de la cultura de un grupo va a provenir de la observación de los miembros de ese grupo que vamos a poder concretar en patrones específicos de comportamiento.
Cada individuo tiene su mapa mental, su guía de comportamiento, lo que llamamos su cultura personal. Mucha de esa cultura personal está formada por los patrones de comportamiento que comparte con su grupo social, es decir, parte de esa cultura consiste en el concepto que tiene de los mapas mentales de los otros miembros de la sociedad. Por tanto la cultura de una sociedad se basa en la relación mutua que existe entre los mapas mentales individuales.
Cultura es definida como el conocimiento adquirido que las personas utilizan para interpretar su experiencia y generar comportamientos. Es todo lo que una persona necesita saber para actuar adecuadamente dentro de un grupo social. Estas definiciones carecen de un aspecto importante: ellas no mencionan los artefactos (herramientas, útiles, etc.) que provienen y son parte de la cultura de los pueblos.
Cultura se refiere a los comportamientos específicos e ideas dadas que emergen de estos comportamientos, y Sociedad se refiere a un grupo de gente que “tienen, poseen” una cultura.
Clifford Geertz refiriéndose a la cultura y la sociedad (o como él dice a la estructura social) dice: “la cultura es la trama de significados en función de la cual los seres humanos interpretan su existencia y experiencia, así mismo como conducen sus acciones; la estructura social (sociedad) es la forma que asume la acción, la red de relaciones sociales realmente existentes. La cultura y la estructura social (sociedad) no son, entonces, sino diferentes abstracciones de los mismos fenómenos” Podemos encontrar tres aspectos de la cultura: Conocimientos, Comportamientos, Artefactos.
Para algunos antropólogos la cultura tiene que ver con: El Metabolismo Humano: El hombre busca el tipo ideal de alimentación, influyendo esto en el tamaño y el lugar residencial de un grupo humano.
Supervivencia Física: El hombre tiene que sobrevivir frente al medio ambiente y otros grupos humanos.
Reproducción: Las reglas que guían y gobiernan el acceso a la vida sexual del grupo, la residencia, la división de roles (papeles desempeñados), la distribución de la comida, etc., son designados por el grupo para establecer una buena vecindad y para asegurar la siguiente generación. Este énfasis en poder reproducirse como grupo genera pautas culturales.
Salud: Los grupos humanos buscan comprender qué es lo enfermo y qué lo sano. Confort humano: Los humanos buscan cómo eliminar el dolor y cómo maximizar las sensaciones placenteras.
3. CONCEPCIÓN LIBERADORA DE LA EDUCACIÓN
La visión más pertinente para hacer proceso de participación comunitaria es sin duda la de Paulo Freire, el cual propone la educación liberadora, en la cual el educador debe dar prevalencia al diálogo con el educando, cuando afirma: “El educador ya no es sólo el que educa sino aquel que en tanto educa es educado a través del diálogo con el educando, quién al ser educado, también educa”. Así ambos se transforman en sujetos del proceso en que crecen juntos y en el cual "los argumentos de la autoridad" ya no rigen. Sostiene Freire que la educación es un proceso en el que ser funcionalmente autoridad requiere el estar siendo con las libertades y no contra ellas.
Ahora, ya nadie educa a nadie, dice Freire, así como tampoco nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan en comunicación, mediatizados por el mundo.
Los educandos en vez de ser dóciles receptores de los depósitos se transforman ahora en investigadores críticos en diálogo con el educador, quien a su vez es también un investigador crítico.
3.1. El proceso educativo en el enfoque de Paulo Freire
La educación para Freire es darle al educando conciencia para asumir su rol; la educación se manifiesta en la liberación de la opresión.
Dice además, la educación es una forma de percibir su realidad social, y al hacerlo el sujeto está haciendo historia; es protagonista de su historia.
Es por lo tanto para Freire, la educación un proceso dinámico, un proceso de acción de parte de los sujetos, y concluye entonces que educación es un producto de la praxis, no es sólo reflexión sino una actividad orientada a transformar a través de la acción humana.
Para Freire en la pedagogía liberadora el educador no es el que transmite la realidad, sino que es el educando el que la descubre por sí mismo.Para Freire el conocer, no es sólo una producción de conocimientos nuevos, sino que es también apropiarse de los conocimientos ya obtenidos, someterlos a una autocrítica para producir nuevos conocimientos.
3.2. Mediación entre opresión y oprimido
Es la relación a través de normas o prescripciones como conjunto sistemático de principios y mecanismos operativos, que orienta la relación entre opresores y oprimidos, que se da en todo proceso educativo.
Los oprimidos deben tratar de romper las relaciones que fundamentan la opresión, porque es él el que más sufre con la opresión.Para Freire, el conocimiento se inicia en el sujeto, es la visión subjetiva del conocimiento, y hay conocimiento en tanto cambia la realidad, el objeto del conocimiento, visión objetiva, cuando somos capaces de transformar la realidad.Por lo tanto afirma Freire, no hay objetividad sin subjetividad.
No existe la una sin la otra, y ambas no pueden ser dicotomizadas.
El punto de partida de todo análisis es la intencionalidad del autor o los actores, para comprender la conducta del sujeto, y distinguir como se establece la relación entre fenómenos.
En el análisis estructural el papel que desempeñe el sujeto enel marco de relaciones no puede ser el de elemento explicativo, ya que el papel que está cumpliendo es un papel de relaciones de intencionalidad subjetiva y el contexto que opera es la vinculación entre el sujeto y el objeto.
Dice Freire entonces, que para que la educación tenga validez, hay que darle protagonismo al sujeto, para hacer historia no para vivirla, y esto se logra a través de la praxis.
4. PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EDUCACIÓN
Una visión amplia de la “participación ciudadana en educación” implica aceptar que:
La educación no se limita a la educación escolar, ni los aprendizajes necesarios – para la vida, para el trabajo, para la participación, para la ciudadanía plena - pueden limitarse a un período determinado de la vida de una persona.
El aprendizaje se inicia con el nacimiento y se extiende a lo largo de toda la vida, arranca en el hogar, antecede y excede a la institución escolar, abarcando un amplio conjunto de instituciones, modalidades, relaciones y prácticas.
La educación, la comunidad educativa y la política educativa son mucho más amplias, respectivamente, que la educación escolar, la comunidad escolar y la política escolar.
La “sociedad civil” es una realidad sumamente heterogénea y compleja, formada por un amplio mosaico de organizaciones (siendo las ONGs apenas un segmento, y minoritario, de las OSC), en la que se expresan múltiples visiones, intereses y conflictos. De hecho, los procesos nacionales y las iniciativas internacionales de reforma educativa ensayados en Colombia en los últimos años han venido patentizando la existencia de, y la confrontación entre, “sociedades civiles” diferenciadas (posturas, intereses, ideologías) en torno a éstos.
La participación, para convertirse en instrumento de desarrollo educativo, empoderamiento y equidad social, debe ser significativa y auténtica, involucrar a todos los actores, diferenciando pero sincronizando sus roles, y darse en los diversos ámbitos y dimensiones de lo educativo: desde el aula de clase hasta la política educativa, dentro de la educación escolar y también de la extra-escolar, en los aspectos administrativos y también en los relacionados con la enseñanza y el aprendizaje, a nivel local así como a nivel nacional y global.
Esto implica el estudio, la definición y puesta en marcha de una estrategia de participación social aplicada dentro de la propia política educativa, y ella misma acordada participativamente, a fin de delimitar con claridad roles y responsabilidades de cada uno de los actores y asegurar las condiciones y los mecanismos para hacer efectiva dicha participación.
La participación ciudadana en las decisiones y acciones de la educación no es un lujo o una opción: es condición indispensable para sostener, desarrollar y transformar la educación en las direcciones deseadas.
Es un imperativo no sólo político-democrático - derecho ciudadano a la información, a la consulta y a la iniciativa, a la transparencia en la gestión de lo público - sino de relevancia, eficacia y sustentabilidad de las acciones emprendidas.
Porque la educación y el cambio educativo involucran a personas y pasan, por ende, por los saberes, el razonamiento, la subjetividad, las pautas culturales, las expectativas, la voluntad de cambio y el propio cambio de personas concretas; lo que se ahorra – en tiempo, en recursos, en complicaciones – al pasar a las personas y sus organizaciones por alto, se paga en inadecuación de las ideas propuestas a las realidades y posibilidades concretas, en incomprensión, resistencia o, peor aún, apatía, de quienes están llamados a apropiarse y a hacer.
Afirmar esto ya no requiere respaldarse en citas y en estudios, porque, si el sentido común no bastara, ha pasado a incorporarse ya al acervo de grandes lecciones aprendidas en los procesos de reforma educativa a nivel mundial y colombiano.
4.1. La participación ciudadana en el desarrollo cultural y educativo
La participación ciudadana en el desarrollo cultural y educativo se puede definir, en términos amplios, como el proceso por el cual las personas y entidades que tienen un interés legítimo ejercen influencia y participan en el control de las iniciativas de desarrollo cultural y educativo y en las decisiones y recursos que los afectan.
En consecuencia, la participación comprende a menudo lo siguiente: personas o entidades afectadas y beneficiadas en alguna o todas las fases del proyecto cultural y educativo; promoción del papel de la sociedad civil en los procesos de desarrollo cultural y educativo; metodologías y técnicas especialmente diseñadas para facilitar el proceso cultural y educativo; toma de decisiones descentralizadas; e institucionalización de las decisiones descentralizadas o por delegación como parte normal y prevista del proceso de desarrollo cultural y educativo.
4.1.1. Importancia de la participación: La participación habilita y pone en acción a las personas como actores y supervisores de su propio desarrollo educativo; es uno de los objetivos del desarrollo educativo y uno de los medios. Cuando las personas pobres y marginadas participan en los proyectos de desarrollo educativo adquieren habilidades y desarrollan actitudes que les posibilita una contribución más significativa a la sociedad en general.
Un proceso participativo bien diseñado puede ayudar a resolver o manejar conflictos al crear una base común y de negociación entre los grupos interesados. El detectar y resolver tales conflictos en las primeras fases del proyecto educativo, ayuda, más tarde, a reducir el costo de la supervisión.
Los procesos participativos son una oportunidad para el aprendizaje social e innovación lo que favorece el compromiso con los cambios sociales. En primer lugar, las personas identifican un propósito común generando, compartiendo y analizando información que les permite establecer prioridades y desarrollar estrategias. Además crean nuevas maneras de hacer las cosas con el fin de lograr los objetivos comunes. Dichas personas llegan a darse cuenta de cómo cada una de ellas, en forma individual o colectiva, deben cambiar su conducta para que las prioridades puedan ser atendidas apropiadamente.
La participación puede fortalecer a las instituciones locales en su capacidad administrativa, autogestión, confianza, transparencia, responsabilidad y acceso a los recursos. Esta mayor capacidad de las instituciones es lo que, a su vez, proporciona al proyecto educativo mayor estabilidad.
Mediante la evaluación participativa las personas se dan cuenta si los beneficios y alcances del proyecto educativo se dan en forma equitativa y les permite tomar medidas correctivas cuando sea necesario. Las ideas de justicia y de compromiso en relación con un proyecto educativo se refuerzan mutuamente. La participación aumenta la credibilidad de la evaluación puesto que la gente confía en la información que ellos mismos generan.
El análisis social es esencial para identificar las personas o entidades que tienen un interés legítimo en el proyecto educativo, sus necesidades e intereses y su poder e influencia relativos. Es útil, especialmente, para identificar los grupos que tradicionalmente han estado excluidos de la participación social y, muy en particular, para el análisis de los canales de comunicación no manifiestos que existen entre dichos grupos marginados a nivel local, regional y nacional.
4.1.2. Dificultades en la participación: Entre los impedimentos más comunes a la participación se incluyen: temor de perder el poder o el control por parte de la institución que promueve el proyecto educativo y/o del gobierno mismo; falta de experiencia en la participación por parte de la institución que promueve el proyecto educativo y/o del gobierno; falta de instituciones y prácticas democráticas y hostilidad de las autoridades hacia la participación procedimientos burocráticos inflexibles y/o centralizados por parte del gobierno y/o el donante; creencia en las ventajas de hacer las cosas con métodos tradicionales; uso de la participación para poder culpar a los grupos locales y no a los organismos públicos en caso de que el proyecto educativo fracase; falta de capacidad de los gobiernos y otras entidades interesadas para realizar importantes procesos participativos; existencia de conflictos sociales o divisiones religiosas, étnicas, lingüísticas o de otra naturaleza dentro de la comunidad y entre las persona o entidades que tienen un interés legítimo en el proyecto educativo; resistencia a comprometer recursos para identificar a las personas y entidades que tienen un interés legítimo, principalmente a personas de escasa prestancia social y/o desajuste en la aplicación de los mecanismos participativos adecuados a las diferentes fases del proyecto educativo.
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REFERENCIAS BIBBLIOGRÁFICAS
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BANCO MUNDIAL. 1996. La Participación del Banco Mundial SourceBook. el xi de la pág.
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FREIRE, P.: "Pedagogía del Oprimido - Editorial Siglo Veintiuno - Buenos Aires, Argentina- 1985.
RIVERO, J. 1999. Educación y exclusión en América Latina. Reformas en tiempo de globalización.